Neptuno tarda 165 años en completar su ciclo alrededor del zodíaco. Entró en Piscis en el año 2011 y no sale hasta el 2025. Este planeta refleja los ciclos siempre cambiantes y repetitivos de los sueños y aspiraciones del colectivo y podemos ver su sutil efecto emocional en esas cosas que parecen prometer la redención, la paz, la perfección y la libertad del sufrimiento. Neptuno refleja nuestro anhelo de fusionarnos con una totalidad más abarcadora, para perder la penosa sensación de aislamiento que acompaña a todo individuo en su viaje de encarnación. De esta manera, el signo por el cual transita Neptuno, describe en muchos niveles diferentes esas cualidades, objetos y personas que creemos aliviarán nuestro dolor y soledad y nos llevarán al Jardín del Edén que perdimos hace mucho, mucho tiempo. Lo que percibimos como algo que está de moda también es reflejado por el signo donde está Neptuno y la música, el arte, la interpretación de la belleza, todo cambia según las aguas de Neptuno a medida que alteramos nuestra visión de lo que satisface nuestro anhelo eterno.
El tránsito de Neptuno por Piscis en el último siglo presidió sobre el nacimiento del movimiento espiritual en América que se esparció rápidamente a través de Europa y despertó una nueva percepción de los niveles alternativos de la realidad y de la existencia de una vida después de la muerte. Aún los descubrimientos de la ciencia fueron influenciados por el mágico paso de Neptuno por su propio signo: se descubrió la hipnosis y comenzó la exploración de la naturaleza de la psique inconsciente que llevó al nacimiento de la moderna psicología y psicoterapia profundas. Al mismo tiempo, un apasionado espíritu de romántico nacionalismo barrió Europa y América, poniendo fina a sueños anteriores de unidad global. A medida que Neptuno entra en el signo de la Gran Profundidad, estamos nuevamente enfrentando el sueño de penetrar los secretos detrás del velo de la realidad material para encontrar nuestra redención en visiones románticas de una nueva sociedad y un mundo nuevo. Lamentablemente, no todos los sueños neptunianos se hacen realidad y a veces, la colisión de nuestra elevada percepción de lo que es posible contra la realidad del mundo y las limitaciones de la naturaleza humana, es causa de una amarga desilusión.
Por primera vez en más de un siglo y medio, estamos colmados de la visión del misterio y la belleza de lo eterno. Sin embargo, dicha visión también nos puede cegar a los requerimientos de un mundo terrenal y nuestros apasionados sueños colectivos de sacrificio y trascendencia demandarán una mirada más realista y objetiva. Lo que consideramos bello, a la moda y deseable también está cambiando. Como colectivo perdemos nuestra confianza en la omnisciencia de la ciencia y de la eficacia de la legislación social y nos focalizamos en los misterios del corazón y el alma humanos.
